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Siéntete bien haciendo regalos

28 Dic

¡Es fin de año! Siéntete bien haciendo regalos... Un gesto más significativo de lo que parece y que aporta verdadera satisfacción. He aquí el por qué.

Nos ponemos a ello

Cuando quieres complacer a alguien, hace falta tiempo. Tiempo para pensar, para dudar, para decidir, para actuar... ¡y luego tiempo para hacer el regalo! Lleva tiempo la compra del regalo perfecto e implicación. Al final, regalar es gratificante porque la única motivación es complacer a la otra persona.

Siempre somos los segundos

Regalar significa pensar primero en la otra persona, en sus deseos, sus gustos, sus intereses. También significa ponerse a uno mismo en un segundo plano, dejar de lado la propia opinión y pensar en agradar a la otra persona. Estos pequeños gestos son buenos para nuestra autoestima y son una gran prueba de generosidad.

Reforzamos los lazos

Al regalar a alguien, mantenemos el vínculo social que nos une a esa persona e incluso lo reforzamos. Cuando sabemos que uno de los factores de nuestro bienestar es nuestra relación con los demás, hacer o recibir regalos refuerza nuestra conexión con quienes nos rodean y nos aporta una gran satisfacción.

Invertir en felicidad

"Invertir en los demás aumenta la propia felicidad a largo plazo. Por el contrario, gastar en uno mismo tiende a producir una felicidad efímera". Esto es lo que han demostrado los investigadores en el campo de la economía de la felicidad. No es de extrañar que nos guste tanto hacer regalos.