Cuando hablas de la diversidad con tu familia, las palabras clave son: escuchar, compartir y divertirse. Y todo se vuelve tan sencillo como decir los buenos días... Obviamente.
- Que vivan los libros: ... el cine, la buena comida, el deporte, ¡hay muchos puntos de entrada a la diversidad! ¡Lo principal es ponerlas a disposición y animarles en este camino!
- Actividades, ¡el éxito está garantizado! Elije un país o una región y organiza una tarde temática en familia. La idea es descubrir la cultura que habéis elegido a través de la música, las delicias culinarias, los juegos y trajes tradicionales...
- Céntrate en la artesanía: Haz adornos inspirados en el origen que quieras. ¿Por qué no probar incluso el árbol multicultural? Basta con coger una rama e introducirla en un jarrón lleno de arena. Después, podéis decorar el árbol con unos abalorios, una bandera, un objeto simbólico...
Consejo adicional: al final de las actividades, ¡haga preguntas a tus hijos/as! Es a través del diálogo que aumentarás su concienciación.
¿Por qué la diversidad cultural es buena?
- Descubren nuevos horizontes: las lenguas, la ropa, las interacciones con los demás, la comida, todo favorece la apertura y, además, es un estímulo para la imaginación.
- Aprenden sobre sí mismos: los intercambios con otras culturas con hábitos diferentes, permiten a los niños/as a conocerse mejor a sí mismos.
- Son solidarios: al interesarse por los demás, por lo que son y lo que les gusta, se crean fácilmente vínculos que fomentan la amabilidad y el compartir.
- Se adaptan más fácilmente: la exposición a la diversidad desarrolla la capacidad de adaptación. Se sienten cómodos en una variedad de situaciones.